Dormida

Si la Heroína soy yo, ¿cómo es que he de despertar? ¿Qué ha pasado para que me duerma?.

Venimos al mundo con todo nuestro potencial como seres extraordinarios y nos va cayendo encima toda la sociedad con sus normas, todas las visiones culturales, paradigmas que no nos pertenecen sino que nos llegan desde fuera.

Sobre todo si eres mujer, implacable y ferozmente si lo eres.

La Heroína comienza a dormirse, tiene demasiadas creencias bloqueando su paso y ella desea ser libre. Así que se retira a un mundo paralelo. Permanece ahí hasta que la llamas.

A veces lo haces sin darte cuenta, le llega tu miedo y te llama a gritos para que te des cuenta de que sigue ahí dentro, de que sois una.

Al final, llega un momento de tu vida en el que dices “¡Hasta aquí!”. Ahora toca despertar.

Suele ser un momento de hartazgo, de frustración, de impotencia. Quizás estás apática, no tienes energía: no recuerdas qué es vivir la vida con pasión y tampoco sabes dónde se ha quedado todo eso de disfrutar y sentirte salvajemente conectada con la vida.

Llegas con un montón de sueños a este planeta y a lo largo del camino se van difuminando, se van quedando por los recovecos, por ahí perdidos.

Y esa desazón de sentir que la vida te lleva más de lo que tú la diriges es la que muchas veces hace que paremos, nos escuchemos y comencemos a despertar.

La Heroína puede despertar en una crisis profunda, grave, ante situaciones inesperadas que nos traspasan (un accidente, una enfermedad, una pérdida, …).

Otras veces se alza por acumulación de pequeñas cosas que hacen un mucho.

Lo importante es cómo te sientes. Si estás frustrada, desilusionada, aburrida, si tu vida nada en la monotonía y te niegas a seguir así, si estás decidida a sentirte apasionada por lo que haces, a sonreír más, a reír a carcajadas, a empezar cada día con energía y con un rumbo…

considera que tu Heroína te está llamando a gritos desde el mundo de los sueños.